Control de la Lobesia botrana comienza a dar resultados positivos

La detección de Lobesia botrana -conocida también como polilla de la vid- en arándanos en diciembre de 2014, y que derivó en una serie de exigencias sanitarias por parte de las autoridades del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) a contar de la víspera de Navidad de ese año, dio cuenta de que el control de la plaga que venía ya desde hace varios años, y que afecta principalmente a las vides, se había escapado de las manos.

De hecho, entre la temporada 2008-2009 y la 2014-2015, las detecciones de la polilla habían registrado un aumento sostenido en cuanto al número de predios y hectáreas afectadas. Sin embargo, con más recursos y nuevas acciones de entidades públicas y privadas se logró revertir la situación.

Según los datos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) disponibles hasta el 18 de marzo, los que ya marcan una tendencia para este año y solo podría variar en valores mínimos al cierre de la temporada, el nivel de capturas de la plaga disminuyó 77% respecto de 2014-2015 en cuanto al número de insectos en los predios, y un 15% y 10% si se considera el número de huertos afectados y las hectáreas comprometidas, respectivamente (ver infografía).

Lo más evidente detrás de estos resultados es el aumento de los recursos que ha recibido el SAG en los últimos años, que pasaron de $3.690 millones en 2013 -cifra muy inferior a los $10.535 millones que se le destinaron cuando recién apareció la plaga en Chile- a unos $7 mil millones en 2014; luego, a $9.209 millones el 2015, y a $11.500 millones este año.

Además, se introdujeron nuevas tecnologías de control. Y a ello apuntan muchos productores y gremios que consideran que el factor más determinante en marcar una diferencia para el control de la plaga este año fue la implementación de la técnica de confusión sexual en los predios, ya que se aplicó en alrededor de 50 mil hectáreas -de las cuales unas 30 mil cubrió el SAG y otras 20 mil los agricultores- y sería menos invasiva y más efectiva que los controles con agroquímicos.

“Sin duda que el aumento de la superficie tratada con emisores de confusión sexual esta temporada es la razón técnica responsable de esta importante disminución en las capturas de insectos, a lo cual se suman los tratamientos que han debido realizar los productores”, asegura el presidente de Asoex, Ronald Bown.

Distintos actores destacan, además, que también ha habido una comunicación más fluida entre las autoridades, los exportadores y los representantes de los gremios más afectados, que son los viticultores, productores de uva de mesa y de arándanos y que normalmente tienen intereses diversos, debido a los requerimientos que tienen los distintos productos en los mercados internacionales en términos fitosanitarios.

Pese al avance conseguido esta temporada, tanto el SAG como los representantes del sector privado aseguran que aún no es el momento para los aplausos, ya que no se ha conseguido el objetivo final del programa y quedan aspectos por mejorar hacia la campaña 2016-2017.

Confusión sexual

La confusión sexual es una técnica que consiste en la difusión de feromonas para confundir a los insectos machos y dificultar que puedan ubicar a las hembras para reproducirse, con lo que disminuye la población. Entre sus otras ventajas está que no deja residuos en la fruta, como ocurre con el control químico.

Por eso, una de las prioridades que se le dará al aumento de recursos para el programa del SAG de este año -que se destinará a la próxima temporada- será aumentar la superficie cubierta con este sistema a un total de 80 mil hectáreas, de las cuales el servicio público aportaría la mitad.

La encargada nacional del programa de Lobesia botrana del SAG, Grisel Monje, adelanta que, aunque esta temporada se concentraron en las vides viníferas, para la próxima ampliarán el uso de esta técnica a otras especies, como la uva de mesa, arándanos y ciruelos.

“Según todas las conversaciones preliminares que ha habido, yo diría que la disponibilidad de confusores sexuales va a estar bien, de acuerdo con nuestras expectativas y no vamos a tener problemas”, asegura Monje, ante los problemas que hubo en 2015 para conseguirlos, ya que había solo una empresa proveedora en el mundo.

Los productores ven, además, que esta es una alternativa que tiene otras ventajas, como el bajo impacto a nivel de medio ambiente y de la calidad de las frutas, e incluso es bien recibida por los productores orgánicos, en algunos casos.

Además, desde el lado de los viñateros, muchos consideran que esta técnica es más amigable para el sector, que en muchos casos no cuenta con la maquinaria que se requiere para realizar un control con agroquímicos. De todas formas, el plan de control establece que en el caso de que haya capturas de polilla en un predio sí tienen que realizar esas aplicaciones.

“Esta ha sido una campaña totalmente distinta, donde el uso de la confusión sexual tiene una primera incidencia en el costo, y luego en los residuos, porque no se está traspasando nada al vino, que era algo que afectaba mucho a los productores orgánicos y a los programas de sustentabilidad. Además, ya no se produce el problema logístico que significaban las aplicaciones químicas”, asegura Pedro Hiribarren, representante de Vinos de Chile para el programa de Lobesia.

Control químico

Uno de los problemas de la aplicación de productos químicos, obligatoria en los predios donde hay capturas, es que además del impacto ambiental y los mayores costos, implica dificultades para exportar y la lista de los que se pueden utilizar y que no dejan residuos es muy acotada.

En el caso de quienes tienen que usar productos químicos para controlar la plaga, el presidente del Comité de Uva de Mesa, Fernando Sat, explica que se hace difícil cumplir durante el tercer vuelo de la polilla, en la última etapa del verano, ya que los productores tienen que respetar los tiempos de carencia de residuos que exigen los mercados de destino.

“Allí se usan productos que son mejores para el medio ambiente y para esa carencia, pero que no son tan buenos para el control del insecto, por lo que se ven aumentos en el número de capturas en esa etapa. Eso es algo que tenemos que corregir de alguna manera”, plantea.

Grisel Monje dice que están trabajando en mejorar la paleta de productos disponibles en ese sentido y en afinar los avisos de las aplicaciones por zonas, pero cree que siguen siendo necesarios los controles químicos. “En las frutas de exportación es necesario tener un programa fitosanitario más intenso, porque efectivamente no puede haber ningún estado inmaduro de la plaga en ellas, y eso es más difícil de lograr”, recalca.

Lo mismo plantea el presidente de Fedefruta, Juan Carolus Brown, quien considera que los productores no deben cumplir solo con las exigencias mínimas del SAG, sino que preocuparse de realizar el mayor control posible, tanto con confusores sexuales como con productos químicos.

“Insistimos en que tienen que cooperar para cubrir bien los pequeños desfases que se pueden producir con los confusores sexuales y los vuelos de la polilla, porque estos no son la única solución, sino que tienen que estar complementados por una acción decidida de los productores según la realidad de sus huertos”, plantea.

Foco en zonas urbanas

Uno de los puntos que sigue pendiente es cómo mejorar el control de la plaga en las ciudades, donde es común encontrar parrones caseros en la zona central, para lo cual el SAG ha cubierto alrededor de nueve mil hectáreas con confusores sexuales la última temporada.

“Se necesitan más recursos para cubrir mejor esa parte, porque es lo que nos puede permitir llegar a erradicar el insecto en el largo plazo”, afirma Fernando Sat.

Un planteamiento similar tiene Ronald Bown, quien considera que los parrones caseros son el reservorio de la plaga y uno de los focos responsables de que se vuelvan a ver afectadas áreas productivas cercanas. Por eso, considera clave el trabajo que está realizando Asoex con la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF) y el SAG en desarrollar técnicas complementarias de control, como el uso del insecto estéril y los controladores biológicos, que serían menos invasivos para las zonas urbanas.

Si bien son técnicas que se están probando a nivel de laboratorio, el investigador del FDF David Castro explica que, en el caso del insecto estéril se podría llegar a tener una baja del 70% en la Lobesia. “Es decir, de cien huevos que pone la polilla, setenta no van a producir individuos nuevos. Eso sería un gran aporte al liberarlos en sectores urbanos, donde ahora hay un 100% de fertilidad”, afirma.

Con la idea de llegar a aplicarlo en las áreas urbanas, durante la temporada que viene realizarían una prueba en algunos parrones caseros, donde liberarían semanalmente un grupo de polillas para evaluar los resultados, con la idea de llegar a utilizarla a una escala más masiva dentro de tres o cuatro años.

“Necesitamos afinar un método de aplicación, probablemente con un técnico que reparta una bolsita de polillas semanal casa por casa y, una vez evaluado pensar en algo más industrial, porque requeriría de algunos millones de dólares”, agrega David Castro, quien cree la técnica puede ser una muy buena alternativa, junto con otras técnicas que están estudiando en la fundación.

Planificar a largo plazo

“Se debe destacar el compromiso que ha asumido el Ministerio de Agricultura en lo relativo a los recursos involucrados y su permanencia. Ha sido uno de los factores relevantes en el éxito”, comenta Ronald Bown.

Mantener los resultados durante esta temporada es clave. Por eso, los productores aseguran que todavía no están conformes con los recursos destinados al programa e insisten en que es necesario seguir aumentándolos para llegar a cubrir con confusores sexuales a lo menos las 100 mil hectáreas de viñas del país. En ese sentido, uno de los elementos que en el sector sugieren revisar es la limitación que tiene el presupuesto del SAG.

“Ojalá pudiera entenderse a nivel ministerial o parlamentario que el SAG debería tener un presupuesto especeífico para el control de plagas. Debería contar con recursos separados del presupuesto operacional para poder planificar una estrategia a más largo plazo, y no solo para el año que viene, algo que ahora no pueden hacer porque no tienen los recursos”, propone Fernando Sat.

Por su parte, Grisel Monje asegura que el objetivo que se han fijado es llegar a contar con una estrategia orientada al mediano plazo, lo que estaría más cerca debido a que en esta temporada se logró llegar a plan que tuvo más acuerdo entre los distintos actores.

“Esa es nuestra apuesta”, afirma.

También cree que se trata de un programa país, al que no se le deben restar recursos cuando se comiencen a ver buenos resultados.

“Este programa no es de un Gobierno, porque el control de la Lobesia lo hacemos todos y tiene que existir esa convicción de que es un programa de mediano y largo plazo. Si vemos que está resultando y le quitamos plata va a volver a suceder lo que lamentablemente ocurrió hace algunos años, con todas las consecuencias que ha tenido para el país”, sostiene.

En 50 mil hectáreas se utilizó la técnica de la confusión sexual. Esperan llegar a 80 mil.
Buenas perspectivas para los arándanos

Entre los resultados positivos obtenidos durante esta temporada se destaca la caída de las capturas de la polilla en huertos de arándanos, donde se registró una disminución de 76% respecto de la campaña 2014-2015, sumando un total de 9.283 capturas, frente a las 37.939 anteriores, según las cifras del SAG.

Al analizar los resultados por regiones, en La Araucanía -que el programa oficial considera como una zona de erradicación de la plaga- no hubo capturas, mientras que en el Biobío hubo 85, que equivalen a una baja de 72% en relación con la temporada anterior.

El director nacional del SAG, Ángel Sartori, asegura que han informado periódicamente de estos resultados a las autoridades sanitarias estadounidenses, con el objetivo de mostrar cómo se ha avanzado en el control de la Lobesia e, idealmente, conseguir que se elimine el requisito de fumigación con bromuro de metilo para los arándanos, al menos en algunas zonas del país.

“Está el compromiso de realizar pronto una video conferencia entre los equipos técnicos para revisar la última propuesta presentada por nuestro servicio, conducente a tener medidas alternativas a la fumigación con bromuro de metilo para productores de la Región del Biobío que cumplan con las exigencias que acordemos. Esto se proyecta para la temporada de exportación 2016-2017″, afirma.

Mosca de la fruta: muchos kilos de fruta, pero poco insecto

Respecto de la mosca de la fruta, plaga de la que Chile tiene el estatus internacional de país libre, ya que si bien esporádicamente se detectan focos menores, como el reciente de Valparaíso, el SAG aplica un estricto programa de control. De acuerdo con los datos Programa de Mosca de la Fruta del organismo, entre enero y marzo de 2016 hubo 28.400 intercepciones de fruta, es decir esa fue la cantidad de veces que se detectó y detuvo el ingreso de fruta al país. Sin embargo, sólo hubo 44 intercepciones de frutos larvados con mosca de la fruta de importancia económica. El bajo número de detecciones, junto con lo efectivo del programa de control, es lo que permite a Chile mantener la condición de país libre de mosca de la fruta.

Fuente: Revista del Campo​

 

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